miércoles, 26 de agosto de 2015

Hágase la luz



Desde lo mas recóndito de la esfera gringa apareció la clave que me llevó a momentos agradables, lejanos y definitivamente idealizados. No recordaba realmente el leve aroma, un poco fétido, del loco flaconoflaco en su dormitorio donde tenía su reinado. No recordaba tampoco como exactamente este ente inició su carrera en el ciertamente lucrativo mercado de la música, el cual el día de hoy lo mantiene (vivo) y da de comer a sus hijos y nietos.

Sólamente recordaba como aquel innombrable pasaba de ser un referente a un loco con el pasar de los años y la constante ausencia de mi atención. Bastaba con regresar y tratar de entablar una conversación para darme cuenta de que mantuvo hasta ahora ese tono particular, el cual pasa de haberme sonado muy propio y esencial para su identidad a algo raro y digno de algún merodeador que abusa de ciertas sustancias.

Dícese de quien dice no hacer nada pero hace mucho, o aunque sea lo aparenta. Dícese de quien come para vivir y no vive para comer y que tuvo un cambio radical en su vida a causa de eso. A este ente le dedico el tema que me recuerda a su cara de hace tantos años, la cual aún es claramente reconocible, inclusive a gran distancia.


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