domingo, 11 de marzo de 2012

ChupaCerebros

En los últimos siglos la galaxia desconocida Orín ha estado en búsqueda de información necesaria para su evolución; le faltaban algunos códigos genéticos para completar la reacción química que la llevaría a un nivel superior. Esta galaxia era un poco orgullosa y a la vez comprensiva, por lo que no quería solicitar la información necesaria a sus pares. Por un lado no quería demostrar cuál era su punto débil y por el otro no quería quitarle tiempo a las demás galaxias, que andaban muy ocupadas también. Había una galaxia en especial que sabía todo lo relacionado a la evolución de Orín, llamada NoSe. Esta tenía en su poder la información que le faltaba a la galaxia Orín ya que había pasado por la misma línea evolutiva y además había participado en su creación. Por lo tanto era la fuente ideal de conocimiento para su propósitos actuales.

Sin embargo, Orín no quería entrar a rebuscar las investigaciones de NoSe ya que esta vendía la información relevante a otras galaxias y constelaciones consumistas a cambio de radiación galáctica, la cual no llegaba mucho por el "Rincón Heptagonal" que era el distrito donde se ubicaba Orín. Entonces, era dificil que ambos se sentaran un par de años luz (unidad de distancia en el planeta tierra por capricho de algunos físicos) para conversar sobre lo relacionado a los códigos genéticos y fórmulas. La solución inmediata para Orín era ofrecerle radiación virgen a NoSe, que era la que movía su corazón y era de vital importancia en todo sistema espacial. Sin embargo, esa radiación virgen era dificil de recuperar ya que solo se ganaba vendiendo información a otras galaxias.

Después de muchos años luz de pensamiento, reflexión, meditación y relajación, Orín se acordó que NoSe tenía un día de descanso cada 25 eras, el que tocaría antes de ayer (En Orín, el tiempo transcurría al revés del planeta tierra, al cual está traducida esta publicación). Entonces, ayer Orín preparó la fusión termostática y se preparó para penetrar en el corazón de NoSe. Cuando las membranas superficiales estaban a  punto de rozar, Orín pidió permiso para la penetración, el cual fue concedido antes de ayer dada la confianza que se tenían ambas galaxias. Se rompieron las membranas superficiales y las materias grises se empezaron a acercar, de modo sereno y controlado. En un instante, se produjo una chispa debido a un corto circuito provocado por un celo intergaláctico. La chispa reaccionó con el hidrógeno y otros gases elementales que habían en la cajita de Juan, lo cual generó una distorsión y reacomodo de las partículas del juguete. La mamá de Juan le preguntó qué había pasado, y Juancito a sus 3 años y sin muelas de leche balbuceó "bigbang".

Gracias M.J.