lunes, 30 de noviembre de 2009

Varios




Me encuentro en medio del silencio, ofuscado porque no he estudiado nada y mañana estaré toda la mañana en exámenes. No puedo dormir por la preocupación y la ansiedad pero espero que la suerte me acompañe y pueda aprobar.

Hoy tuve una entrevista de trabajo y fue reconfortante escuchar a mi entrevistador conversarme sobre el mismo tema que expuse hace unos días atrás. Éste señor estaba informado sobre el enfoque etnomusical de la escuela de música de la Pucp. Expresó que estaba de acuerdo con la idea planteada porque también considera que nuestra música tiene un gran valor y no es bien cultivada en las generaciones de hoy. Obviamente luego siguió con su trabajo fiscalizador y me hizo preguntas un poco sodomizantes como "¿Qué es el tiempo?". Felizmente mi mente no se nubló en ningún momento y pude superar ese impase. Luego me siguió comentando que tenía un amigo que era uno de los fundadores de dicho centro de estudios y que seguía de cerca su trabajo. Además, me contó que era aficionado a la música académica y que podía sentarse a escucharla sin aburrirse. Después de unos segundos me dijo "cien menos siete". Por dentro maldecía la hora en que entré en esa oficina, pero no tenía más opción que decir "noventa y tres", pensando que sería una de sus últimas preguntas sorpresas. Al momento escuché "resta siete hasta llegar a cero" y el pito de un cronómetro. Entonces le mostré una sonrisa un poco sarcástica y proseguí con la serie sin sentido. Felizmente no me equivoqué a pesar de que no practicaba las tablas desde el colegio. Luego me despedí y su trato me sugirió visos positivos.

Antes de todo este rollo me sucedió algo curioso. Estaba en un micro y un pata de pelo largo y rostro no amigable se sentó a mi lado. Yo empezaba a reflexionar sobre la vida hippie y buscar ventajas y desventajas de ella. Muy pronto ví que esa persona sacó un libro de por lo menos mil páginas. Me llamó la atención y volteé para ver la tapa. Leí Chopin y vi la única foto rescatada del pianista en la portada junto a unas uñas largas típicas de un guitarrista empedernido. Me emocioné y pensé en hablarle pronto. Sin embargo ya estaba a dos cuadras de mi destino y lamentablemente no pude preguntarle acerca del libro. De todos modos les dejo algo sobre Chopin por si no saben a quien me refiero.





1 comentario:

Unknown dijo...

debiste haberte quedado y preguntado xq no todo el mundo tiene un libraso del maestro Chopin en sus manos, pero en fin q paja q exista gente así. Termino diciendo que la música lo es todo y no vale la pena vivir si no es con ella todo el tiempo.