jueves, 26 de mayo de 2011

Mira a la cámara, Aegis

jaja, me rio de lo antagónico que puede llegar a ser un ser humano. No trataré sobre eso porque llegaría a avergonzarme un poco. Mejor les hablaré de mi primo el principe sudadiño.

La vez pasada que paseaba por su hábitat, diremos campus, decidió darse una vuelta por la zona musical. Hacía tiempo que no iba debido a su agenda llena de citas y presentaciones. Sin embargo, esta vez tenía tiempo de sobra. Se quedó asombrado al ver que en el lugar que él describía como una pocilga yacían ahora instrumentos de mayor calibre. Para su suete, lo que más resaltaba era un arpa de marca conocida afinada a precisión, muy parecida a la que le arrebataron hacía unos años por motivos ajenos..

En sus propias palabras:

"..en ese momento llegaron dos muchachas, desgarbadas en lo grueso pero de sensibilidad muy aguda - lo comprobé después. Entraron a la pocilga y pidieron inmediatamente permiso para probar las cuerdas del arpa. El permiso fue concedido y me quedé observando cómo arañaban las cuerdas y las hacían chillar a pesar de su intención totalmente dulce. En ese momento, la fascinerosa (como diría martin douglas jhonson..) las detuvo y propuso ante la asamblea que yoni pacheco probara el instrumento. Sin dudarlo, empecé con las escalas recurrentes y calentamiento rutinario. Para esto, las dos muchachas permanecieron paradas a mi costado esperando que hiciera algo sorprendente. Seguramente habrían pensado, "qué se habrá creído este jorobado, narizón y feo para interrumpirnos de esa manera" como también podrían haber pensado "como apesta este huevón", considerando que venía de una caminata chasquiana de más de cinco kilómetros usando medias de lana y agua brava. En fin, me interesaba un comino lo que pensaban aquellas muchachas y empecé con mi discurso melódico.

Toqué piezas del famoso Mattos Cruz, del chapulin perez, de moyo don quijote entre otros arpistas conocidos. Mientras tocaba, sentía como las damas cuchicheaban y respiraban profundamente. Nunca me enteré si era porque les gustó lo que quise trasmitir o porque empecé a sudar más. Yo partí de la primera premisa por mi bien mental y cuando terminé de tocar, nació un diálogo con ellas.

Primero me preguntaron desde qué edad tocaba el arpa, y les respondí fríamente desde los 6 años. Luego, como un impulso, una de ellas balbuceó unas palabras que tenían como objeto preguntarme cuando volvería por esos lares. Era un poco dificil predecirlo pero les dí algunos datos básicos para que me pudieran contactar. Luego, se retiraron y el día se tornó de oscuro a brillante. Sentía regocijo en haber sido reconocido en un ambiente tan privado y no en las fiestas populares en las que sólo veía borrachos y despechados. Mi sonrisa era sincera y el resto del día me la pasé reflexionando y molestando a una amiga que intentaba hacer un trabajo pero lo único que hacía era reírse y seguir mi conversación vanal. Fue divertido mientras duró.

Ese día las cargas positivas se apoderaron de mí y recibí ofertas de contratos que no esperaba y para cerrar con broche de oro, vi a aquella regordeta con cuyo rostro asociaba ideas totalmente sacras y tal vez equivocadas. Pasó despotricando cual verdulera palabras de hastío en tono de broma y decidí que no era el día indicado, por lo que ignoré su prescencia y me fui a ayudar a los desamparados de curuchuco, con los que me había comprometido en una labor de enseñanza y alfabetización..

Finalmente, mi trabajo terminó muy tarde y casi a media noche, desamarré a la mula y la monté. La había dejado todo el día sin comer y sola, sin embargo hice que un aledaño la bañara con shampoo para que el regreso fuera limpio. Sorprendentemente, la mula respondía muy bien a esa hora y parecía no cansarse.."

En ese momento, detuve el cuento de mi primo diciéndole: "ya no hables huevadas y dime qué sacas de todo esto". Me respondió: "En mi opinión, la felicidad son momentos muy cortos en la vida que suceden de acuerdo a las acciones realizadas en el resto del tiempo. Tú dime que piensas.."

Shh..

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